lunes, 3 de octubre de 2011

CÓMO SE MUERE UN CORONEL (Take it Easy)

publicado en : http://www.culturablues.com/ número 5, Octubre de 2011.


Si algo añoro de Xochimilco, son los paisajes descritos con todo esplendor por Fernando Celada en su poema de corte bucólico titulado simplemente “Xochimilco”:

“…Cuando vuelvo los ojos de mi memoria

A tus verdes islotes y azules lagos,

Me refrescan la vida sueños de gloria

Y al corazón le curan recuerdos vagos…

Canales que enlazaban lagos y embarcaderos como el que lleva su nombre, y que en otro tiempo se unió con otros embarcaderos a través del canal, hoy relleno, sobre el que se diseñó la calle Margarita Maza de Juárez adoquinada en su rodamiento, como complemento indispensable de callejones empedrados, fachadas rústicas y enredaderas en amasiato permanente con rejas de hierro forjado.

…Por abril y por mayo, sobre tu seno,

Todo un cármen de flores risueño agrupas,

Y atraviesa tu lago dulce y sereno

Una hilera de balsas y de chalupas…”


El embarcadero en cuestión, tenía una extensión mayor a la que conocemos hoy en día. El estacionamiento era un brazo de agua que se estiraba hacia la calle de Nicolás Bravo y Pino. A la intersección que formaba la calle de Guadalupe I. Ramírez y el ex –canal, hoy la calle de Margarita Maza, se le conocía como “el primer puente”; y justo enfrente del mismo, se ubicaba un galerón enorme llamado “Auto Servicio Coronel”.

¿Por qué les cuento todo esto? Verán:

La profesión de fotógrafo ambulante nos obligaba a buscar el sustento en casi cualquier parte de la ciudad y en nuestra delegación principalmente. Cierta tarde, al volver mi hermano Miguel y yo de tomar las fotografías de un cumpleaños y enfilar hacia la casa, pasamos justo a un costado del Servicio Coronel, convertido en el “Hoyo Fonky” de moda en nuestro barrio, y fue ahí justamente, en donde escuchamos por primera vez a uno de los grupos tal vez más representativos del blues-rock nacional, me refiero al malogrado “Hangar Ambulante” de Sergio Villalobos. (+)
 
 
                                                                    El Hangar Ambulante

Los acordes que salían de aquél enorme taller de estructura metálica, nos atornillaron al piso y sentados en la acera de enfrente, nos quedamos escuchando las melodías que años después supe que eran interpretaciones de blues con mucho “punch”, rolas como “Hoochie Coochie Man”, “Rockin Rover” o “Rock me Baby”, fueron de las primeras inspiraciones bluseras que nos llegaron al oído de manera… casi accidental.


Agrupaciones como Árbol, Ataúd Blindado, Náhuatl, Bandido y muchos más también hicieron su aportación a la cultura musical de decenas de jóvenes como nosotros, bandas constituidas hoy en leyendas y pioneros del rock nacional.

No omito recordarles que en los años setenta aún se estilaba por parte de la policía delegacional, hacerse presente en el momento menos oportuno (en aquellos años no se ponía de pretexto haber recibido alguna llamada anónima para denunciar nada, ni se tiraban la puertas de los poetas a patadas para robarles el reloj), ese día no fue la excepción y he aquí que para no perder la tradición, y con el claro afán de aguadarnos la tarde, llegaron varias “Julias” con sus decenas de policías panzones que, sin decir agua va, comenzaron a corretear y apañar a varios chavos rockanroleros que como en oferta de temporada, se llevaban gratis su respectiva “desgreñada” antes de ser subidos a empujones a la “panel” para ser conducidos al juzgado cívico, lugar en donde después de pagar cara la “vagancia” así como su culposa filia rockera y una multa en efectivo, sin recibo de por medio, eran liberados, no sin antes recibir unos buenos zapes y su rigurosa “tuzada”.

Aún cuando a nosotros no nos molestaron, los polis sí nos pidieron de manera comedida, y con los finos modales que los han caracterizado a través del tiempo, que nos retirásemos del lugar a lo cual no nos opusimos en absoluto, devolviéndoles mentalmente y por partida doble aquella frase tan sentimental que nos gritaron: “!Órale cabrones, a la chingada!”

Aquella anécdota por supuesto que nunca se la comentamos a nuestros padres, temerosos de vernos involucrados en algo que tuviera que ver con “greñudos y mariguanos”, sin embargo y para alegría nuestra, el hoyo aquél, se cambió de lugar trasladándose años después al estacionamiento de la Arena de Lucha de Don Ángel Contreras, lugar a donde acudimos infinidad de ocasiones a escuchar, casi siempre desde afuera, a los grupos de moda en el escenario aún muy rupestre de nuestro rock; al volver a casa lo hacíamos
con una gran sonrisa en el rostro, sonrisa que nos duraba una semana exacta, hasta el siguiente “tokin” y cuyo motivo nuestros padres no acertaban a descifrar - a pesar de mirarnos fijamente a los ojos, olfatearnos las manos, analizarnos minuciosamente en busca del efecto de algún hongo huautleco y casi someternos al polígrafo con forma de cinturón que usaba nuestro padre para saber la verdad de nuestro embeleso.

Por aquellos “ayeres” disfrutábamos mucho al escuchar un L.P. del grupo Californiano llamado “Eagles” con rolitas maravillosas como “Take it Easy”, “Witchie Woman” o “Early Bird”, en un fino ritmo country-rock muy nostálgico y relajante.


El primer éxito de éste grupo fue sin lugar a dudas “Take it Easy", tema compuesto por Glenn Frey y su amigo Jackson Browne que rápidamente se coló a la lista del Billboard en el número 12 de 100, catapultando a la banda a los primeros lugares de popularidad.

La agrupación estuvo formada en sus inicios por Glenn Frey - Guitarra/Teclados/Voz, Don Henley - Percusión/Voz/Guitarra, Bernie Leadon - Guitarra/mandolina/banjo/steel, y Randy Meisner - Bajo/Voz.

Nos gustaba escuchar este disco por las tardes, cuando el sol comenzaba a pintar nuestra calle de un tono naranja deslumbrante y todos en la cuadra se guardaban para finalizar sus tareas o reposar la comida.

Era la hora en que los juegos se pausaban, ese súbito silencio era aprovechado por nosotros, para escuchar los trinos de cientos de aves -igualito que la canción “Early Bird” del citado disco- que a esa hora, regresaban a anidar en las copas altísimas de los árboles de nuestro parque, también llamado Fernando Celada.

El interior del álbum ofrecía a la vista un paisaje desértico con una hoguera encendida afuera de una caverna y muchos abrojos y cactus al fondo; nosotros, jóvenes al fin con morral lleno de sueños al hombro, platicábamos y hacíamos planes para cuando ambos tuviésemos nuestra respectiva motocicleta irnos a recorrer el mundo, como aquellos personajes de la película “Easy Rider”, y acampar en algún paisaje similar sentados frente a una buena fogata, riéndonos de la vida.

El Servicio Coronel fue otra víctima más, o como lo llaman hoy en día otro “daño colateral” en aquella guerra sucia en contra del rock nacional y sus adeptos, fue clausurado y negado, por “órdenes de arriba” una y otra y otra vez, el permiso para reabrir a pesar de haber cubierto los innumerables requisitos burocráticos y pagado las consecuentes multas y “mordidas” a funcionarios no tan menores de aquella época.

Finalmente y ante la imposibilidad de volver a funcionar, lleno de hierba y basura nuestro querido Coronel se nos fue muriendo a la vista de todos quienes alguna vez lo conocimos, tal vez nuestra indiferencia nos convirtió en cómplices de aquél “tallericidio” y fue de ésta triste manera, lleno su corazón de óxido y abandono, como terminaron sus gloriosos días de rock y corretizas.

Aún hoy se desconoce quiénes fueron los autores materiales, e intelectuales, de su burocrática y evitable muerte (el homicidio en México es un delito que no prescribe, lástima que la justicia de ayer se parezca tanto en lo discrecional a la de hoy).

Bibliografía y Links

http://www.youtube.com/watch?v=gvw7jVNYU2w&feature=related

http://estroncio90.typepad.com/blog/2011/03/el-hangar-ambulante.html

http://www.galeon.com/pionerosdelrock/bandas.htmhttp://www.galeon.com/pionerosdelrock/bandas.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Eagles

http://lempidka.wordpress.com/2009/10/23/xochimilco/

http://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_Celada