CENIZAS
Hace ya
bastante tiempo te perdí la pista, no sé si fue a raíz de tu suicidio fallido o
de aquella vez en que no acudí como invitado a tu boda.
Te recuerdo
precoz y adolescente, acudir a la escuela cargando un enorme bolso lleno de
libros y crayolas. Te gustaba llevar en ella toda clase de artefactos y yo
procuraba ser del todo un caballero y lo demostraba cargando las letras de tus
interminables apuntes de francés.
Muchos años
después supe que cargabas en el bolso de mano –otro gran bolso de mano-un
negligé negro y arrugado. Te pintabas la cara, dibujando una sonrisa apenas
fingida, casi del mismo color de tus crayolas viejas.
Te recuerdo
escapando de ti, con una urna llena de cenizas de una madre ajena y un extraño
dolor en las arterias rotas.
Recuerdo
aquella vez en que curiosos, tratamos de contar las pecas de tu rostro y
perdimos la cuenta en el cruce del quinientos uno y tu entrepierna izquierda.
Hace tiempo
que no sé de ti, tal vez vayas por ahí cargando un bolso lleno de cenizas y
crayolas o de hijos ajenos que imitarán tu estilo de vivir huyendo por puertas
falsas, atando a tu cuello un negligé ajado y negro.
Agosto 2005
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