miércoles, 11 de abril de 2012

Portazooo…Portazooo!! (Del Éxtasis al Clímax) publicado en CulturaBlues, Abril de 2012


Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte.

Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno.

Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

Regresamos a casa a bordo de el último tranvía que salía de Taxqueña rumbo a nuestra pequeña Venecia, veníamos sordos y aturdidos por dos cosas a saber: La primera (y más segura causa) El impenetrable olor del “incienso” que nuestros compatriotas rolaban entre las filas llenas del Auditorio Nacional aquel Noviembre, cigarros de casi 20 centímetros que algún ocioso compartió con el de al lado y éste a su vez con el de al lado, y éste a su vez….y así se pasaba la “mosh” de mano en mano, de boca en boca, el penetrante olor de la marihuana exhalado por cientos de gargantas que a ritmo de blues escupían al cielo volutas de humo gris, denso y penetrante como los acordes de aquella música que nos hipnotizó –paso manis, gracias- y el toke o porro cambió de labios en cuestión de segundos.

Llegamos un poco antes de las cuatro a las afueras del Auditorio Nacional, con una fachada que a mí en lo particular más me recordó a un gran hangar del aeropuerto y en cuyo exterior se encontraba una interminable fila de gente esperando comprar sus boletos y acceder al concierto. Un concierto que para muchos significaba un oasis en medio de tanta sequía musical que nos había impuesto el gobierno federal en aquellos lejanos años del más puro y acabado presidencialismo.





                                                       Fotos: Mariano González Pacheco

                                                     de la colección de Raúl De la Rosa



¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante.

En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego.

Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio.

Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.



El estupor ante tal muchedumbre pronto cedió paso a la sorpresa de vernos arrastrados por la ola, una ola asfixiante que nos apretujaba contra las rejas de entrada al recinto, mi hermano aferrado a mí y yo a él, sin saber bien a bien quien cuidaba de quien, tomados de la mano, de la ropa, jalándonos hacia lugar seguro procurándonos aire, un respiro de oxígeno que nos permitiera regresar con vida a casa, afuera, es decir, cerca de la calle, el sol cayendo a plomo sobre los impacientes rebelados que al grito de ¡!portazo..portazo¡¡ logran reventar las cadenas de las rejas, hacen retroceder a los pocos granaderos que no daban crédito a lo que se les venía encima: un auténtico Tsunami de devotos adoradores del desmadre y el Blues.

Corrimos no sé cuantos metros, junto a nosotros en una escena verdaderamente surrealista, también corría un sujeto aferrado a no soltar su bicicleta ¿¿Qué demonios hace un tipo en bicicleta tratando de entrar a un concierto?? Damos vuelta, la primera puerta cerrada, ¡a la otra… a la otra! grita alguien desde atrás y justo cuando se abalanzan a la otra puerta la primera se abre desde adentro y nos franquea el paso apuradamente …un granadero! Logramos entrar más de diez personas a la parte alta del auditorio, desde ahí pudimos ver que ésta sección se “conectaba” a la parte baja del mismo por medio de una columnas semi-inclinadas que utilizamos a manera de resbaladillas. Primero bajó mi hermano, más ducho y experto en brincarse las bardas de la Secun, y después ayudado por alguien que me sostuvo y apoyando los pies en las manos de mi brother bajé incólume hasta la cuarta fila de asientos, no lo podíamos creer, estábamos a unos metros del escenario y sin pagar un solo centavo!!





Fotos: Mariano González Pacheco
de la colección de Raúl De la Rosa



Las luces se apagaron, una voz en off anuncia y da la bienvenida al Segundo Festival de Blues en la Ciudad de México, a estas altura de la vida no recuerdo quien abrió la presentación, pero lo que vino después difícilmente lo podré olvidar, sobre todo por una anécdota que les relataré más adelante anuncian a un tal Willie Dixon y la Chicago Blues All-Stars, aparece un hombre grande rechoncho y fuerte como un roble, enfundado en un traje claro, un asistente le acerca su contrabajo y…comienza la magia!!

Detrás de él a su lado derecho se encontraba un músico que llamó poderosamente mi atención, era el armonicista de la banda, cargando un cinturón repleto de armónicas, soplando fuego en cada nota, se trataba del grandioso Billy Branch, justamente el mejor armonicista que había visto en mi vida (aclaro que en aquel tiempo era el único armonicista que había visto en mi vida)




Fotos: Mariano González Pacheco

de la colección de Raúl De la Rosa



Mareados por los humores petateros de nuestros conciudadanos logramos recordar que en un morralito naranja llevábamos una grabadora de casettes (era el gadget de moda) así que alzando el aparatejo aquel logramos captar para la posteridad uno de los mejores conciertos que se han dado en México, cerrando la presentación de ésa noche la inigualable voz y maravillosa presencia de Koko Taylor!!

Sobra decir que con lo ahorrado la noche anterior por supuesto que regresamos al día siguiente encontrándonos ahora con varios cientos de granaderos dispuestos en valla para evitar el nuevo portazo que obviamente nunca llegó!

Pudimos escuchar en vivo y en directo a varios de los grandes maestros del Blues cantando y tocando temas inolvidables como I´m the Blues o Spoonful que se quedarían grabados en nuestras adolescentes y calenturientas mentes, que sin lugar a dudas encontraron un nuevo manantial en aquella música proveída por uno de los grandes promotores del Blues en México, me refiero al infatigable amigo Raúl de la Rosa, a quien después de muchos años pude conocer en persona, de igual manera me sucedió con Billy Branch cuando lo ví aquel 1979 y pensé: ”ojalá algún día pueda conocerlo”; Dicen que uno debe tener cuidado con lo que se desea, así que un buen día del año 2004? Mi sueño se convirtió en realidad de la mejor manera posible, nada más y nada menos que “palomeando” con el tal Billy en el Ruta 61 (Gracias Lalo Serrano)



Con Billy Branch en el Ruta 61 (fotos de J. Luis García Fernández)



                                                                                    

Con Raúl de la Rosa.

Por aquellos años y gracias a nuestro peregrinar mensual al Hip 70, pudimos conocer y adquirir un álbum de una banda llamada “Clímax Blues Band” Banda británica de blues-rock surgida a finales de los años 60 con el nombre de The Climax Chicago Blues Band que sus componentes terminaron recortando a The Climax Blues Band en los años 70 para no confundirse con los famosos Chicago. Estaba formada por el cantante y saxofonista Colin Cooper (ex componente de la banda mod Hipster Image), los guitarristas Derek Holt y Peter Haycock, el bajista Richard Jones, el teclista Arthur Wood y el batería George Newsome.

El álbum fue re-editado para Chrysalis records en 1976 y entre sus mejores rolitas podemos destacar la clásica “Come on in my Kitchen” amén de varios temas como “Hey Mamma”, Hey Mama, Shoot Her If She Runs ,Towards The Sun ,Who Killed McSwiggin Little Link, St. Michael's Blues, Bide My Time y That's All.

Por cierto que al escribir ésta entrega no pude dejar pasar por alto el aniversario luctuoso de uno de los grandes poetas que nos ha regalado el estado de Chiapas, me refiero a Jaime Sabines fallecido el 19 de Marzo de 1999, ¿Y eso que tiene que ver con el Blues se preguntarán?....nada en realidad, sólo espero que contrario a los deseos del poeta, no curarme de él en mucho, muchísimo tiempo… Blues y Luz para todos!



Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama.

(Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»...

Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde»,

y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo.

Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura.

No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas.

Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.



Bibliografía y links

http://www.mexicocitybluesfest.com.mx/4.%20Historia/history2.htm

http://www.mexicocitybluesfest.com.mx/5.%20Galerias/Fotos.htm

http://www.alohacriticon.com/alohapoprock/article2020.html

http://www.youtube.com/watch?v=roJ4K2f3AMI