Algo Acerca de Romeo
y Juliette
No es que muera de ganas por verte,
aunque confieso que sería interesante repasar de nuevo tu rostro con mis dedos
fríos…
Recuerdo aquella tarde en que ciertos
tipejos de una prepa cercana atracaban a nuestros compañeros y no conforme con
eso todavía los “mazapaneaban” y pateaban hasta hacerlos huir, yo enfurecido
les hice frente a chakazos y patadones, no sé si eran cuatro o cinco malandros
, dos de ellos no aguantaron ni el primer round y a los otros tres los traía
locos a patines, fue entonces que sentí a alguien parado detrás de mí, cuando
me dí la vuelta te encontré cubriéndome la espalda armada con un tubo en la
mano derecha y tu morral “hippie” cruzado al pecho…
“Dáles en su madre manito, yo aquí te
cuido” y celebramos la victoria riéndo como locos y bebiendo a pico de botella una cerveza familiar
entre los dos.
Nunca pude saber a ciencia cierta (y
creo que nunca lo sabré) que quisiste decir aquella última tarde en que nos
vimos, me miraste fijamente a los ojos y plantándome un sorpresivo beso me
dijiste: “Tonto, siempre estuve aquí por ti” y dando media vuelta saliste de mi
vida para siempre sin siquiera haber entrado en ella.
Aún recuerdo el color de tus labios,
tu pantalón de mezclilla ajustadísimo, tu hermosa piel canela, ese enorme
“look” afro y tus grandes ojazos negros como de venado…
Te llamabas Juliette y aún ahora no
sé a ciencia cierta si era yo el Romeo que necesitabas.
15 Ago 2015.