viernes, 6 de febrero de 2009

La Nación Rota


Crecimos atiborrados de la justicia que nos zampaban desde la t.v. personajes como "el llanero solitario", "ultraman", "Combate" y otros tantos que nos presumían su poderoso arsenal gabachizante desde el monitor en blanco y negro de nuestra modesta sala-comedor, de nuestra modesta casita rentada en nuestro modesto barrio Xochimilca.


Que poco conocíamos de la vida y de como se quiebran las ilusiones y el futuro no de unos cuantos sino de un país entero!


En éste país hemos padecido de todo: terremotos, huracanes, inundaciones, fobaproas, catarritos, presidentitos y presidentontos, entoloachados y empoderadas, maestras que regalan Hummers, Generales caídos y encarcelados, besos multados y curas con progenie, explosiones de gaseras, alzas de precios en los carburantes, tortillazos y tribunas clausuradas, informes que se entregan en la puerta como pizza, bayonetas contra machetes, aeropuertos fantasma, zapatistas enclaustrados en su jaula de ceibas, espots negros pintados de azul, urnas saqueadas, jaguares que caen con las uñas rotas, secretarios que caen del cielo, zetas contra champiñones, indígenas que se mueren de gastritis, bibliotecotas sin libros, cuerpos sin cabeza, izquierda mala contra izquierda buena, dinosauros reciclados, bravucones de cantina, agarrones de pierna, y un sin fin de desventuras que se pudieron evitar si tan sólo hubiésemos descubierto la cura para evitar la vejez y la muerte de nuestro único héroe nacional....
Nuestra tragedia cumple 25 años (cuánta falta nos haces Santo)

miércoles, 4 de febrero de 2009

Las Causas del Olvido...


Que razón existe como para no recordar una fecha, un evento, una semana entera?


Pocas veces he escrito o me he referido a mi madre, pocas veces la he pensado vulnerable. Acostumbrados como estamos en la familia a verla sonriente, saludable aún a pesar de la diabetes que la aqueja desde hace ya bastantes años, acostumbrados a su coraje y fortaleza, a escuchar sus sencillos consejos después de abrumarla con nuestros problemas, que casi siempre consistían en siete palabras: ¡No se raje! ¿Que no es hombre?


Fuimos (somos) una familia bastante "sui generis", nos frecuentamos poco, nos llamamos menos, ocupados como estamos en nuestros propios asuntos, a veces coincidimos en casa de los viejitos y es en esas ocasiones en que medio platicamos o medio convivimos, y vivimos y covivimos a medias ya que es casi seguro que no estemos todos reunidos en el mismo espacio ni en el mismo momento.


Recuerdo a mi madre fuerte, brava como buena jalisquilla, muy creyente de sus Santos y veladoras, la recuerdo entrona jalando a sus hijos para llevarlos al Hospital General y todo para que papá pudiera vernos antes de otra de sus múltiples operaciones.


La recuerdo con sus bolsas de mandado comprándome un juguete en el mercado, la recuerdo peinando a mi hermana menor y sus ochocientos caireles o llevando al panteón a mi hermano muerto de una enfermedad llamada calle.


Le gustaba platicar hasta que poco a poco fué perdiendo la audición de uno de sus oídos y fué entonces que le crecieron los silencios, de nada servía el auxiliar auditivo ni cambiarle baterías cada vez, el silencio le fué ganando la batalla, batalla que por nuestras propias vidas alejadas no le ayudamos a vencer.


De repente se perdió en el sinsentido de los días, dejó de preocuparse por los domingos o los lunes o por saber si es Marzo o Diciembre, para ella todos los días son iguales, no tiene prisa por ir a ninguna parte, ni tiene prisa por llegar a tal o cual fecha, no le importa en realidad.


Así que de pronto nos vemos aquí parados frente a ella y la escuchamos preguntar por nuestras mujeres, nuestros hijos y sus escuelas, sabedora de antemano que nuestra visita será de nuevo una visita "de doctor" y que de nueva cuenta les lloverá la soledad en esa casa fría y alejada de sus hijos, de ésos pequeños que un día crecieron y les ganó la distancia, sabedora de que a pesar de todo no está sola, que la acompañan mi padre y sus achaques, así como un perro que nunca creció y sus veintitantos santos intemporales.


¿Que fecha es hoy? le preguntó el médico que la revisó hace unos días, -No sé - contestó (aquí pudo haberle gritado que tampoco le importaba, pero se contuvo), -estamos a 25 de Enero señora- contestó el doctor y fué entonces que pude ver un destello como de niña traviesa en su mirada, volteándome a ver me dijo con el tono que utiliza cuando bromea: ¿y 'ora éste que tiene que no sabe ni en que día vive?


Nos marchamos por donde llegamos, ella callada colgada de mi brazo y yo pensando ¿en que día vivo?